Primera Edición. 1935. Obra muy escasa. Lima, Perú.

Interesante obra histórico-masónica de más trascendencia en las últimas décadas, en la cual el autor reúne antecedentes, datos, fechas y recuerdos de un hombre a quien la nación le debe honores, nos referimos a don José Faustino Sánchez Carrión. Su nombre , su actuación, sus pensamientos, sus realizaciones, sus combates asi como su extraña y misteriosa muerte, pues se afirma que fue envenenado por sus enemigos ideológicos y hasta su renunciamiento a todo honor está intimamente ligado a la masonería.}

Conocía gran parte de la biografía de “El Solitario de Sayán”, pero el olvido del que habla Luis León Pezzutti sobre el Precursor y prócer de nuestra Independencia, me hizo acudir al Panteón de los Próceres, al costado de la Casona de San Marcos, y comprobé, que, en efecto, el olvido en que se tiene al tribuno ético y elocuente, y Padre de la Republica, quien señaló profético: “Sin el influjo de la moral no puede haber República. El Congreso Constituyente de 1822 recoge este principio: “Se hace indigno del nombre de peruano –dice el artículo 14 del Proyecto– el que no sea justo y benéfico, el que no cumpla con lo que se deba a sí mismo”.

Apuntes Histórico Masónicos: El Prócer olvidado por LUIS LEÓN PEZZUTTI.

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Primera Edición. 1935. Obra muy escasa. Lima, Perú.

Interesante obra histórico-masónica de más trascendencia en las últimas décadas, en la cual el autor reúne antecedentes, datos, fechas y recuerdos de un hombre a quien la nación le debe honores, nos referimos a don José Faustino Sánchez Carrión. Su nombre , su actuación, sus pensamientos, sus realizaciones, sus combates asi como su extraña y misteriosa muerte, pues se afirma que fue envenenado por sus enemigos ideológicos y hasta su renunciamiento a todo honor está intimamente ligado a la masonería.}

Conocía gran parte de la biografía de “El Solitario de Sayán”, pero el olvido del que habla Luis León Pezzutti sobre el Precursor y prócer de nuestra Independencia, me hizo acudir al Panteón de los Próceres, al costado de la Casona de San Marcos, y comprobé, que, en efecto, el olvido en que se tiene al tribuno ético y elocuente, y Padre de la Republica, quien señaló profético: “Sin el influjo de la moral no puede haber República. El Congreso Constituyente de 1822 recoge este principio: “Se hace indigno del nombre de peruano –dice el artículo 14 del Proyecto– el que no sea justo y benéfico, el que no cumpla con lo que se deba a sí mismo”.